Hoy queremos compartirles una anécdota que ocurrió ayer en nuestro espacio de coworking, y les aseguramos que es tan única como inolvidable. Resulta que durante una tranquila tarde de trabajo, nuestro espacio recibió la visita de un pajarito y alegró con su visita a los coworkers. ¡Un diamante mandarín!
Imaginen la escena: teclado en mano, mirada fija en la pantalla y, de repente, ¡una pequeña criatura alada revolotea por la sala!
Después de picotear algunas migas de pan y disfrutar de un sorbo de agua proporcionado por una amable coworker, nuestro amiguito emplumado decidió despedirse. Sospechamos que se había escapado y, mientras esperamos que haya regresado a su hogar, recordamos con cariño la singularidad de este día.
A veces, lo único que necesitamos para recargar energías es algo tan simple y especial como la visita inesperada de un pequeño diamante mandarín. Esperamos seguir viviendo más anécdotas como esta en nuestro espacio coworking, donde cada día puede ser único.